Los%20TemplariosQuantcast

miércoles, 3 de junio de 2009

Educación de mercado y sociedad

No digamos que los problemas de educación comenzaron en la dictadura, pero sí diré que éstos se incrementaron considerablemente durante el mandato del general. El Estado renegó, no sólo de la educación sino también, de la sociedad, entregando en bandeja de plata a los bulldog’s extranjeros (en especial a los yanquis) y a las multinacionales para sustituir el Proyecto de Desarrollo Nacional que se estaba llevando a cabo hasta el 11 de septiembre de 1973 por un proyecto “Neoliberal”.
La educación, amigos míos, deja de ser el eje central de la misma: ahora la educación deja su función histórica, y se convierte en un agente del capitalismo, ¡un agente para la burguesía sin nacionalidad!
¿Y cómo ocurrió esto? Quebrando la relación histórica de las universidades con el Estado a través del compromiso social que estas tenían, y fragmentando el Sistema Nacional Universitario, reduciendo, por ejemplo, el financiamiento de las universidades. Iniciando el proceso de privatización encubierta de éstas. Señora y señores, amigos míos, instalando la piedra angular de este sistema: la Sacra Libre Competencia.
De esta manera el Estado se desprende, sencillamente desaparece, ¡kaput! Reniega su rol regulador y se convierte en un ente netamente fiscalizador.
El Estado chileno es el Poncio Pilatos postmoderno
Ahora bien, esto aun no acaba.
El gobierno de Pinochet, al ver que su periodo terminaba, el 10 de marzo de 1990, proclama la tan nombrada LOCE, la cual tiene por fin último generar ciudadanos que sustenten el modelo neoliberal que impuso con el Golpe. Y claro que resultó, lo podemos ver cuando miramos a los jóvenes que fueron educados en la LOCE: individuos egoístas, enviciados en la lujuria que esta sociedad-mercado les brinda, consumistas insaciables de la cultura de la imagen, jóvenes huérfanos exiliados de la generación revolucionaria del gobierno de la Unidad Popular, desamparados en un destierro desfondado de la cultura Chilena. Prueba de ello es la proliferación de culturas urbanas que han nacido en Chile, en especial, en los grandes centros urbanos, donde más que nada reina la individualidad de las personas.

¡Puf! Pseudo torrantes que hablan de una cultura Chilena, siendo que Chile fue desposeída a son de hierro y sangre de ella cuando trató de manifestarla en un gobierno:
Chile es la tierra más fértil.
Prueba de ello es que toda manifestación de cultura que en otro país surge, Chile la adopta como hijo legítimo en un santiamén; pero esto tiene que ir acompañado de un conocido amigo nuestro: el dinero, la plata, the money, il soldi. Toda tribu urbana nacida o adoptada en los últimos años tiene ese gatillante, el dinero. Si no es rentable, el producto de imagen que nos ofrece la tribu es olvidado en pocos años, o acaso nos olvidamos tan rápido de los bailes que hacíamos como el AXE. Equivalente al Brit dance brasileño, el AXE fue descartado de las carteleras musicales porque no conllevaba consigo ningún producto más que no sea su música (ya que Chile no importó el movimiento cultural que consigo traía este estilo musical); en cambio, fue sustituido rápidamente por el Reggetón, que conlleva no un estilo muy escolástico que digamos, sino más bien, el liberalismo de la sexualidad: un tema tabú en la sociedad chilena.
El chileno necesitaba liberarse de tapujos y manifestar su individualismo sexual en colectivo.
Y ustedes se preguntan, qué tiene que ver esto con la educación. Simple. A la falta de una educación crítica (cómo la enseñanza de la filosofía en los liceos), el hombre no tiene cómo criticar el rol del Estado. Se le entregan vicios a los jóvenes para mantenerlos dominados, anestesiados, clorfenaminados, aletargados, soñolientos: he ahí entonces que propongo la “Política de Rebaño”. Como cual pastor el sector empresarial y gubernamental guían a su rebaño hacia el matadero; pero a las ovejas no les importa mientras el buen pastor les dé de alimento, sus miserables vicios.
¿y cómo hacerle frente a esos vicios? No lo sé, simplemente no lo sé. Me hallo como Molder en el último capítulo de “The File X”.
Una manera seria volver a generar personas críticas, la otra, derrocar al sistema. Les dejo eso a su elección.

lunes, 5 de enero de 2009

La maldita pregunta

Cacareando por los prados de Chivilingo Beach me atendió una pregunta, de esas que surgen una vez al mes, entre fantasías inconmensurables y tardes pajeras. Fue en ese lugar y tiempo, donde las gaviotas vuelas a ras de océano y las pulgas de mar exploran lejanos mundos ocultos entre botellas de Piri-Cola y latas de Báltica, en donde el sol te quema, la cara, cuello y espalda de forma depravada y maliciosa, en donde guatita bajo la sombra se me insinuó inocentemente una pregunta (tal vez sea por mecanismo de defensa del organismo para no perder la escasa cordura que me queda a causa de hambre y el alcohol, que en este último caso, el brebaje de la sabiduría fue escaso).
Sí señoras y señores, como les iba contando, aquella inocentona pregunta se me acercó entre vaporosas arenas abrasadoras de la playa blanquecinamente dorada y con sus ojos café palpitantes abrió delicadamente sus labios y de ellos no mas que salieron signos que en el aire cálido de verano me remitieron a un significado a través de un significante.
Y bella fue la pregunta, pero no estaba como para pensar en ella, en realidad no estoy como para pensar últimamente. Entornes traté de dejarla a un lado, ignorarla: tal como ignoro a personas que me mandan solicitud de amigo al Facebook; pero fue inútil (como el gobierno de la presidenta Bachelet): la ahora no agradable ni bella pregunta se convirtió en un estorbo.
Me coqueteaba de lejos, luego se sobajeaba de cerca, me tiraba acenita en la ropa, conchas de mar en la cara para que le diera mi atención, pero fui duro y no la pesqué; hasta que me surgió en la cabeza la frase del magnifico Cortázar “el hombre es un animal que se pregunta” y el remordimiento me calló de tumbes sobre mi marchitada conciencia como cual castigo divinamente bíblico.
Y fue como tratar de volver con la ex: la muy mojigata pregunta comenzó a acribillar mi mente (sistema de enlaces) con preguntas y preguntitas que sencillamente se veían desde lejos, pero con las tinieblas más densas de la metafísica tomista-aristotélica. Jaj ajjja y fue como un golde desquiciado de corriente, de esos que te dejan con miedo de volver a enchufar la tele. La maldita pregunta ahora era un regimiento entero de la CNI que ultrajaba y desgarraba de a poco pero violentamente mi forma de vida, cuestionándome incluso la necesidad de escribir esta pequeña historia para que ustedes, lectores agraciados por la misericordia de Chuck Norris puedan corregir sus faltas a futuro y enmendar el camino a las respuestas que hay dentro de nosotros y las que debemos buscar.

Como moraleja de este fragmento nos queda que las cosas pequeñas y sencillas que se ven a la distancia son difíciles y molestas de dar solución cuando las tenemos cerca y no supimos anticipar los conflictos que con ella traía.